14 sept 2008

Sobre la experiencia del Taller Infantíl

Por la Nico para el Seminario de Educacion Popular y Salud

La experiencia que decidimos contar es la del Taller Infantil que realizamos en la Biblioteca Popular Juanito Laguna (próximamente “nombrada de otra manera pero esa es otra discusión...). La elección tiene que ver con dos razones: la primera es que las dos formamos parte de ese espacio en algún momento y la otra, también la que nos complicó a la hora de escribir, es que es el taller más viejo de Juanito y está atravesado por todas las discusiones que nos fuimos dando como organización.

Haciendo un recorte bastante amplio de la historia, pero siendo realistas a nuestras posibilidades (y a que estamos en proceso de sistematizar toda la experiencia), decidimos empezar a contar desde que se empezó a construir la Biblioteca. Hasta ese momento los Juanit@s no tenían un espacio propio. Habían realizado actividades de apoyo escolar y copa de leche con chic@s en el Club Villa Arguello hasta que comenzaron a vincularse y realizar actividades con la gente “del fondo” del barrio, razón por la cual la Comisión de turno decidió echarlos del espacio. El traslado “al fondo” no implicó un cambio geográfico sino también un empezar a pensar qué hacer en el barrio con los pib@s, de este empezar a pensar más políticamente su accionar en el sentido de alejarse de prácticas “asistencialistas” y plantear otro tipo de trabajo alternativo en el barrio. De ahí también surge la necesidad desde las mismas prácticas de que “solos no podíamos hacer nada” como dijo un compañero. Y también la necesidad de tener un espacio propio donde trabajar.

A finales del 2003 estas necesidades y reflexiones comienzan a concretarse con el acercamiento a vecin@s organizados en el Movimiento de Trabajadores Desocupados y la construcción en conjunto bajo el sol de febrero del 2004 de la Biblioteca.

Con la concreción del espacio el taller infantil que para ese momento aún no llevaba tal nombre empezó a tomar forma al calor de las discusiones sobre qué éramos, qué queríamos construir, con quiénes y cómo. Discusiones que aún hoy nos seguimos dando, dado que entendemos que somos parte de un proyecto colectivo en construcción y que nos vamos transformando a partir de las discusiones y reflexiones sobre nuestras prácticas.

De la misma práctica surgió la idea que al decir que algunos compañer@s nos permitió dar el “giro copernicano” y desprendernos de lo que en ese momento entendíamos se trataba de una práctica asistencialista como era el apoyo escolar. De la misma práctica porque veíamos que a l@s pib@s no les copaba la idea de ir un sábado a la tarde, cuadernito bajo el brazo, a continuar haciendo las 28 divisiones de dos cifras y escribiendo los 20 renglones con la letra A en manuscrita con “la pancita” bien hecha, que no habían alcanzado a hacer en clase. Y ahí las preguntas de qué hacer y cómo interpelarl@s, y también de cómo y por qué trabajar con chic@s. Una de las primeras respuestas era que nos parecía importante, fundamental, que l@s chic@s aprendieran a leer y escribir, a sumar y restar...pero a partir de actividades que tuvieran algún sentido para ell@s, que fueran divertidas y que tuvieran que ver con su cotidianeidad (búsqueda que seguimos recorriendo). De ahí los juegos con dados gigantes y números pintados en las paredes de la biblio, las cartas con chic@s de otros barrios y lugares, los preparativos del primer cumpleaños de la biblioteca con invitaciones, canciones, regalitos hechos por to@s. Los problemas venían por el lado de las diferentes edades e intereses, la falta de continuidad de l@s cumpas, la poca claridad de la propuesta político-educativa, de nuestro rol en el taller. Sí empezaba a tener fuerza la discusión acerca de la infancia y del trabajo con l@s pib@s no cómo un trabajo para formar “futuros militantes” o para “llegar a sus familias”, sino como un trabajo con ell@s como sujetos transformadores y creadores de otra realidad hoy[1].

De los intentos fallidos de talleres, las hippieadas , los machacasos, las más de las veces, sobre lo que salió mal, las caras de aburrimiento de los chic@s y la terquedad (bien entendida y necesaria) de algun@s compañer@s empezamos a hacernos cargo de las responsabilidades que implica hacer talleres desde una propuesta político- pedagógica que intenta construir con otr@s espacios desde los cuales organizarnos y luchar para construir hombres y mujeres nuevos, niñas y niños nuevos.

Por otro lado las reuniones de planificación también empezaron a ser imprescindibles a la hora de pensar qué hacer en los talleres y cuál era nuestra propuesta pedagógica. Entendiendo que la planificación tendría como dos partes: por un lado la necesidad de sentarnos a pensar en actividades que tuvieran alguna duración a lo largo del tiempo, alguna producción final colectiva, un para qué y para quiénes, con sentido para ell@s y nosotr@s. Y por otro lado, la planificación específica de cada día, con los materiales, la organización del espacio, las formas de decir/mostrar los objetivos y la actividad a realizar, quiénes participan.

También como parte de la planificación, empezamos a ver la necesidad escribir crónicas después de cada taller para después volver sobre ellas y realizar ajustes de próximos talleres. Y tener instancias de evaluación finales en las que elaboramos algunas especies de síntesis. Hay que decir que es una práctica que todavía nos cuesta mucho instalar y que hay que seguir buscándole la vuelta...En algún momentos nos planteamos como un objetivo que l@s pib@s formaran parte de esa planificación, que la hicieran suy@ al igual que al espacio.

El taller infantil sigue funcionando con las características, que para nosotr@s lo diferencia de los otros talleres, es al que van más chic@s, desde el Cucu con 5 años hasta Juan de 12 y no hay una propuesta “fija” (como el taller de Hip-Hop, títeres o audiovisuales). Quizás de ahí vienen también las sombras: las dificultades para planificar actividades que les interese y puedan participar y hacer tod@s, la falta de talleristas para contenerl@s y de nuevas ideas para pensar qué hacer, las problemáticas cotidianas que ell@s viven, que expresan y a las cuales muchas veces no podemos responder. Últimamente discutimos mucho sobre el agotamiento de los talleres, la necesidad imprescindible de tener formación en teatro, música, plástica...pero ¿y mientras tanto? ¿dejamos de ir?, qué pasa con los logros que hemos venido construyendo como la apropiación del espacio, un grupo estable con peleas y desbandes pero que se siente parte, la contención y confianza de l@s pib@s con nosotr@s...



[1] Para aportar más al debate les proponemos leer el artículo de la revista “El Machete” sobre Infancia, pedagogía y política: una mirada desde los movimientos sociales escrito por la Colo una cumpa de Juanito.

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