7 jun 2010




Nuevo año de Juanito Laguna

Entendemos en este espacio que siempre es necesario replantearse lo que venimos laburando. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Con quiénes? ¿Qué? Y replantear nuevas metodologías de trabajo, espacios y demás.

En este año, comenzamos con varias modificaciones, principalmente que somos menos talleristas, a raíz de eso a veces es complicado poder tener continuidad. Pero bueno decidimos plantearnos, junto al espacio jóvenes –niñez del MTD Berisso, ejes de trabajo como la cuestión de género y la baja en la edad de imputabilidad, y continuar dándole más fuerza a otros como el compañerismo, la valoración de los y las otras, de sus voces y saberes y la construcción de espacios y prácticas colectivas.

Estamos en una etapa de transformación, trabajando en un nuevo espacio del Frente Popular Darío Santillán. Si bien estamos trabajando en el mismo barrio, Villa Arguello, nos fuimos más para el fondo, por decirlo de alguna manera. Es un barrio que en este último tiempo ha crecido muchísimo y a raíz del proyecto “Argentina Trabaja”, muchos vecinos y vecinas han decidido organizarse para reclamar por puestos de trabajo en este programa, para que incluyan también a las cooperativas autogestionadas y no queden en manos de los punteros políticos. Este nuevo espacio se llama “Madres Unidas”. Desde nuestro taller el año pasado surgió la idea de ir a laburar allí, ya que hay muchxs pibxs, y además nos permite seguir trabajando con el grupo que viene participando en el taller desde hace más de cinco años.

Si bien es un proceso que nos va a llevar tiempo y necesitamos ir redefiniéndonos como grupo, tomamos esa iniciativa y comenzamos a trabajar.

La diversidad de chicxs es muy grande, nos estamos conociendo, estamos conociendo el barrio e integrando entre ambos grupos. Hay muchxs chicxs que no se conocen, a pesar de que viven a solo unas cuadras, entonces creemos que es muy importante para laburar que ellxs se vallan conociendo.

Este último sábado 5 de junio, empezamos a trabajar con el proyecto de hacer un programa de radio. La idea es poder pasarlo en la radio que está arrancando en Mansión Obrera, un centro cultural en el que también se hacen trabajo con niños, niñas y jóvenes que está en la calle Nueva York de Berisso.

Comenzar a pensar qué es una radio, para qué sirve, qué podemos o queremos mostrar desde este taller o desde la vida cotidiana de cada unx, que implica poner en juego un montón de saberes y prácticas y aprender otros tantos: a escuchar; a hablar para que otros entiendan; a escribir noticias, relatos, historias; a pensar un guión de programa; buscar información; salir a entrevistar y muchas otras cosas más…Sin embargo la más importante para nosotras es que implica ORGANIZARSE con un objetivo común: el de hacer el programa. Y en este organizarse vamos discutiendo - niños, niñas y grandes – qué cosas queremos contar, qué conocemos, qué queremos comunicar, cómo a quiénes. Y vamos creando, imaginando y divirtiéndonos también!.

Como primer acercamiento escuchamos audios, spot de diferentes espacios. Ellxs pudieron decir que se escuchaba en cada uno de ellos, que se transmitió y que se quiso decir.

Después en grupos nos fuimos grabando entrevistas de presentación, como para tener un primer acercamiento a las grabaciones. En estas tenían que hacer preguntar para conocer a un compañero o compañera: ¿Cómo te llamás? ¿Dónde vivís? ¿Cuántos hermanos tenés? ¿A qué escuela vas? ¿A qué te gusta jugar? ¿Vinsite con hermanos al taller?...fueron algunas de las más escuchadas.

El próximo paso sería escucharnos y ahí ver que nos pasa!!!

Este sábado comenzaron a participar del taller un grupo de pibxs de la facultad de Periodismo, de la cátedra comunicación y educación. La idea es participar alrededor de 7 u 8 encuentros y en uno de ellos hacer una intervención. Si bien para nosotras fue una decisión que nos costó mucho tomar, terminamos por apostar una vez más a estas prácticas, siempre está bueno que nos elijan, y que desde la cátedra se planteen lugares de intervención en educación socio-comunitarios. Lo que es interesante, es que nos puedan observar como laburamos y nos puedan hacer críticas constructivas para el taller y que nosotrxs desde aquí podamos expresar lo que hacemos.

Arriba lxs que luchan!!

26 sept 2008

Redefiniciones conceptuales y metodológicas del Taller Infantíl "Juanito Laguna"

16 de julio 2006

Las ideas que intentamos expresar en lo que sigue tienen que ver con redefiniciones conceptuales y metodólogicas surgidas de la reflexión sobre nuestras propias experiencias pedagógicas en la Biblioteca Popular “Juanito Laguna” con los niños de Villa Argüello (Berisso) en el taller infantil de los sábados. El ejercicio de explicitarlas es parte de la revisión de nuestros propios criterios de trabajo con los pibes y de la necesidad de compartir nuestros aprendizajes con aquellos que realicen tareas similares.
Para un mejor análisis dividimos las áreas de reflexión en dos: Por una lado, nos vimos en la necesidad de conceptualizar sobre las relaciones entre las tareas pedagógicas con niños y la militancia barrial. En segundo lugar, explicitaremos algunos criterios más vinculados a cuestiones metodólogicas y organizativas de los talleres.

Los talleres infantiles y la militancia barrial. Hacia la construcción de un nuevo modo de pensar sus relaciones.
Muchos son los grupos barriales que, con propósitos políticos – pedagógicos distintos y hasta opuestos y desde variadas instituciones (eclesiásticas, partidos políticos, ONG, organizaciones barriales), tienen sus primeros contactos con los vecinos desde “actividades educativas” para niños. Esto podría explicarse por la facilidad con la que las miradas y vocecitas infantiles suelen acercarse a las actividades que, desde apoyos escolares hasta actividades recreativas, las convocan.
Lo que nos preguntamos ahora es con qué propósitos suelen emprenderse estas acciones. ¿Se trataría de objetivos asistenciales que travestidos de “actividades educativas” no se alejan de la copa de leche? ¿O estamos hablando de visiones instrumentales y “adultocéntricas” del trabajo con niños que sólo pretenden utilizarlos como puente para ganarse la confianza del adulto padre o madre para hacer, ahora sí, trabajo territorial? Ni uno ni otro. Creemos que las tareas pedagógicas con niños enmarcadas en un trabajo barrial más amplio con verdaderas intenciones de transformar la realidad es una compleja tarea política en sí misma y no una excusa para acercarnos a su familia para ”liberarla” o “concientizarla”. Pero esta visión de las actividades educativas, lleva implícita una concepción de infancia: la niñez como una etapa de la vida en la que jugar, crear, leer y escribir pueden ser (y de hecho son) actividades que contienen determinados propósitos políticos e ideológicos, y por lo tanto se piensan, se planifican y se concretan también desde determinados propósitos políticos e ideológicos (conscientes o no).
Lo que queremos en definitiva es, por un lado contribuir a reflexionar sobre los propósitos y sentidos que guían nuestros talleres educativos para explicitarlos, revisarlos, descubrir las incongruencias entre nuestras prácticas y afiliaciones ideológicas, cuestionarlos, repensarlos, transformarlos o afirmarlos... Por otro lado y a partir del cuestionamiento de las prácticas “instrumentales” y “asistencialistas” del trabajo pedagógico con la infancia en los barrios, pretendemos contribuir en la construcción de un nuevo modo de pensar actividades para “aquellos locos bajitos”.
Queda para futuras reflexiones los cuestionamientos a la idea de niño como adulto en potencia o, en el caso nuestro, como futuro militante o cuadro político; ideas que creemos comparten muchos vicios con las actividades que cuestionamos y que nos alejan de esta empresa de construir un nuevo modo de pensar actividades para niños. Creo que esto último mucho tiene que ver con la naturaleza misma del acto educativo que lleva consigo siempre una proyección hacia el futuro. Pero hay que distinguir la proyección en los propósitos y objetivos de nuestro trabajo de aquella otra mirada hacia el futuro que realizamos en el sujeto sobre el que ejercemos nuestra intervención pedagógica.

Pensando, planificando y concretando nuestros talleres. Algunos criterios metodológicos y organizativos.
Resulta complejo, por los múltiples aspectos y sujetos que intervienen en la actividad pedagógica, cualquiera sea su grado de formalidad, ordenar las conclusiones para poder compartirlas. Por esto mismo decidimos agrupar las nuestras de acuerdo a dos criterios que atravesaron las ideas que construimos juntos en reuniones de planificación y evaluación y durante el desarrollo mismo de los talleres. Uno de estos criterios podría ser los momentos en los que se puede separar analíticamente una actividad educativa de esta naturaleza (planificación, puesta en marcha y evaluación). Por otro lado, es interesante compartir las conclusiones que obtuvimos pensando en los sujetos (talleristas y niños) que participan de cada jornada que llevamos a cabo.


Los momentos: Planificando, marchando y evaluando.
La planificación
Varios sábados de improvisación y desorganización (evitables) nos hicieron pensar en instalar un momento que supo ganarse su lugar y que merece que le dediquemos gran parte del tiempo y el esfuerzo en la organización de los talleres infantiles. Nosotros aprendimos que la planificación de la actividad es un momento importantísimo a la hora de emprender actividades educativas con niños en instancias de educación no formal. Pero pudimos distinguir dos niveles en esta planificación. Un primer nivel en el que pensamos en “el proyecto” al que pudimos definir como una modalidad compleja en la que diversos actividades se articulan para lograr un mismo propósito. Además su duración es relativamente larga (cuatro o cinco encuentros) y tiene como producto final algo palpable por los chicos, algo que hicieron juntos (lo que implica trabajo en equipo), requiere distribución de tareas a lo largo del tiempo, planificación de actividades y, lo que es más importante, está dotado de sentido social: tiene un para qué y un para quién. Es decir, la definición misma de proyecto nos llevó a pensar en estas cuestiones y arribar a las siguientes conclusiones:
- Los tiempos y la continuidad de nuestras propuestas: los talleres desconectados entre sí, sin un hilo conductor (eje temático u objetivo) que los una no tienen sentido. Hace perder tiempo, esfuerzos y ganas tanto a talleristas como a niños. Por este motivo decidimos trabajar con esta modalidad e implementar una secuencia de jornadas articuladas en torno a un objetivo común, y aquí viene la otra cuestión,
- Los objetivos y la producción final colectiva del proyecto: Aprendimos que todo proyecto debe concluir con una producción final que requirió el trabajo en equipo, la división de tareas, la planificación de tiempos, etc. Esta producción final puede consistir en una revista, un video, la grabación de un cassette, la puesta en escena de una obra de títeres...
- El tema de la definición de los objetivos merece especial atención. Al tratarse de una organización barrial con claras intenciones de realizar transformaciones en la realidad los objetivos que guíen las actividades y que se comuniquen a los chicos difícilmente podrán contener consignas competitivas e individualistas y menos aún basarse en recompensas materiales. Decidimos optar por motivaciones de naturaleza moral como el aprendizaje grupal, la cooperación entre compañeros, la solidaridad, es decir, valores que contribuyan a la formación de “niños y niñas nuevas”.
- El sentido de la producción final, el para qué y para quién: Después de varios dibujos, pinceladas, palabras y deletreos dedicados a nada y a nadie, decidimos probar con actividades con un sentido y un propósito social, significativas para los chicos y para nosotros. Y eso sólo se lograría escribiendo para alguien, leyendo en vos alta para el que no puede hacerlo por sí mismo, redactando como en un diario, relatando como en una radio... Es decir, realizando actividades culturales y sociales de verdad para gente de verdad.
- El lugar de la lectura y la escritura y el “giro copernicano” en nuestro trabajo: El para qué y el para quién nos hicieron pensar en los usos que en nuestros talleres veníamos haciendo de la lectura y la escritura. Esto vino como producto de la decisión de suspender el apoyo escolar que al comenzar con los talleres veníamos realizando. Este modo de trabajar mostraba contundentes señales de fracaso: a nosotros no nos convencía y los chicos no venían con intenciones de hacer tareas. Pensando en que la lectura y la escritura son herramientas indispensables y valiosísima era imposible descartarlas de nuestras actividades por eso, abandonamos las tareas escolares y, en consecuencia, la reproducción de los usos que la escuela suele hacer de la lectura y la escritura para empezar a incorporarlas pero desde el sentido anteriormente mencionado: leyendo y escribiendo para decir algo a alguien y como se hace en un diario, en una radio, en una carta, para informar, para conmover, para contar, para cantar, para quejarse, para compartir, para transformar o simplemente por placer...

Como afirmamos al comenzar, el proyecto correspondería a un primer nivel de planificación, más general y abarcativo. Pero ningún proyecto es tal sin varias actividades que se unen para concretarlo. La actividad de planificación requiere también pensar, en un segundo nivel, cada una de esas jornadas que se organizarán al servicio del objetivo último: la producción final colectiva. Y en este nivel tuvimos que hacernos las mismas preguntas pero con horizontes más cercanos: ¿hasta dónde llegaremos este sábado? ¿qué nos proponemos lograr? ¿cómo lo haremos? ¿con quiénes? ¿qué necesitamos para hacerlo? ¿en cuánto tiempo?...
Una parte que creemos que merece una especial atención es la distribución de los espacios físicos en los que planeamos nuestra actividad. Es importantísimo que cuando comencemos la actividad los lugares ya estén ordenados y en condiciones para recibir a nuestros pequeños. Cuando pensamos en espacios pensamos en la bibloteca pero también en la plaza, en la esquina y en otros sitios cotidianos que nos parece importante valorar como lugares a rescatar y apropiar. Creemos que en la relación barrio-biblioteca algo fundamental es ocupar los espacios públicos del barrio con los chicos y chicas haciendo actividades recreativas o culturales como funciones de títeres, murgas, etc. Es para nosotros una buena forma de mostrar el trabajo que hacemos, y para los chicos una buena forma de resignificar los espacios cotidianos.


2. Sobre la marcha...
Una vez pensado el proyecto, llega la etapa de poner en acto nuestras ideas. Aquí son cuatro los aspectos sobre los que pudimos reflexionar:
1- Nuevamente los espacios: Como lo afirmamos anteriormente, deben estar ordenados y distribuidos de antemano pensando en las actividades planeadas.
2- La presencia de todos los materiales es imprescindible. La falta de alguno de ellos puede hechar atrás mucho de lo planificado. Esto nos lleva a pensar en dos cuestiones que tienen que ver con los talleristas y los niños respectivamente. Con respecto a los primeros, como se trata de un grupo que se auto sustenta económicamente muchos de los materiales son aportados por los militantes, entonces es necesario la responsabilidad de los compañeros para que estén los recursos necesarios en tiempo y forma. En cuanto a los niños, insistimos en fomentar el cuidado de los útiles y materiales, el hecho de compartirlos y de que permanezcan en la biblioteca por mucho, mucho tiempo...
3- La correcta distribución de los tiempos es otro aspecto importante de la puesta en marcha del proyecto. Avanzar en la definición de etapas temporales en cada jornada es una tarea pendiente. La fijación de un momento para compartir juntos la merienda es un referente temporal a tener en cuenta que puede marcar el inicio de algunas actividades y la finalización de otras.
4- Por último, y con especial relevancia, la comunicación de las consignas a los chicos es una pieza clave en el funcionamiento del taller. En las consigas de nuestras propuestas comunicamos a dónde queremos llegar, cómo lo haremos, en cuántas etapas, cómo distribuiremos las tareas para hacerlo. Por experiencia aprendimos que cuando los propósitos de la actividad no están claros en casi imposible trabajar. Es bueno, darnos un momento al comenzar cada jornada para acordar qué haremos y cómo. El recurso del papelógrafo es muy útil para que queden “fijos” en un papel todos estos punto. Esto mucho tiene que ver con nuestro más ambicioso objetivos: Mostrarle a los chicos la “cocina” de las actividades que pensamos para ellos y que en futuras ocasiones sean los ellos mismos quienes las imiten, las resignifiquen o las desechen.


3. La evaluación
“...no es posible una práctica sin su pro­gramación~ que puede ser rehecha durante el proce­so permanente de su evaluación. Practicar implica programar y evaluar la práctica. Y la práctica de pro­gramar, que se prolonga en la de evaluar la práctica, es una práctica teórica.” (Freire, P., 1990) Estas mismas páginas nunca hubieran sido posible sin la herramienta de la evaluación: la evaluación sobre la marcha y la evaluación post – talleres. La primera, intuitiva, espontánea (a veces solitaria) pero reveladora de falencias o aciertos. La segunda, algo más pensada y sistemática y colectiva. Nuestras herramientas para realizarla son las crónicas de cada jornada, instrumento que creemos tiene varias ventajas: expresa las vivencias de los talleristas (tanto en los aspectos metodológicos como afectivos y perceptivos) y sirve de disparador para las reuniones de evaluación. Esas últimas son la segunda pieza fundamental. Constituyen el momento colectivo en el que intercambiamos nuestras ideas sobre la marcha de cada jornada, decidimos continuar, volver atrás, corregir detalles de las actividades, etc.

Los sujetos
El segundo eje sobre el que organizamos nuestras reflexiones tiene que ver con los sujetos que se desenvuelven en nuestras prácticas y por eso incluímos tanto a talleristas como a niños y a colaboradores (talleristas invitados y personas que nos apoyan con la merienda)



- Talleristas
Cualquier actividad encarada desde la militancia creemos que debe ser sostenida con responsabilidad. Y si la actividad es realizada con niños la responsabilidad es mayor aún. En primer lugar porque los chicos y chicas suelen reclamar con bastante frecuencia nuestras ausencias prolongadas en los talleres y, en segundo lugar, porque la misma dinámica de continuidad de la modalidad de proyectos o de actividades conectadas exige la presencia de cada uno de nosotros en todas las actividades. Es por eso que este año la idea es que los compañeros que se comprometen con el taller estén realmente interesados y que lo sostengan con responsabilidad.

- Niños y niñas
De nuestra primer reunión rescatamos también algunas cuestiones que tienen que ver con los chicos y su punto de vista sobre las actividades que les proponemos. Creemos que escuchar lo que ellos piensas sobre lo que hacemos es muy importante: si se aburren o no, si les parecen pavadas o “pingochadas” (para usar una expresión que el pequeño Nicolás a acuñado con éxito) o si les gustó la actividad. Del mismo modo tendremos que trabajar sobre la identificación de sus demandas, escuchar también sus propuestas o lograr construirlas.
Desde este aspecto todo coincidiremos en que ya hemos podido armar un grupo estable de quince o veinte pibes y pibas que todos los sábado nos esperan, nos reclaman y retan cuando no venimos, nos cuentas sus cosas.... Es decir, se formó un grupo entre los chicos mismos y entre nosotros y ellos.
El resto, con respecto a los pibitos, son más desafíos y preocupaciones que respuestas certeras y conclusiones claras. El tema de los límites, de la solución de los conflictos, de los momentos de violencia y agresiones, las “expropiaciones” de materiales de la biblioteca por parte ellos, la apropiación de la biblioteca como espacio de todos y todas, son temas que recorren nuestras cabezas camino a casa y se presentan frecuentemente en nuestras charlas.

Andando y andando encontraremos las respuestas, volverán las dudas y refutaremos aquellos que creíamos certezas... Un sueño compartido y esperado constituye el pilar de nuestro trabajo. Aquel que nos junta y por el que militamos a diario.

Cambio Social
Trabajo
Dignidad
Educación
Alegría

Taller Infantil “Juanito Laguna”
Frente Popular Darío Santillán

14 sept 2008

Sobre la experiencia del Taller Infantíl

Por la Nico para el Seminario de Educacion Popular y Salud

La experiencia que decidimos contar es la del Taller Infantil que realizamos en la Biblioteca Popular Juanito Laguna (próximamente “nombrada de otra manera pero esa es otra discusión...). La elección tiene que ver con dos razones: la primera es que las dos formamos parte de ese espacio en algún momento y la otra, también la que nos complicó a la hora de escribir, es que es el taller más viejo de Juanito y está atravesado por todas las discusiones que nos fuimos dando como organización.

Haciendo un recorte bastante amplio de la historia, pero siendo realistas a nuestras posibilidades (y a que estamos en proceso de sistematizar toda la experiencia), decidimos empezar a contar desde que se empezó a construir la Biblioteca. Hasta ese momento los Juanit@s no tenían un espacio propio. Habían realizado actividades de apoyo escolar y copa de leche con chic@s en el Club Villa Arguello hasta que comenzaron a vincularse y realizar actividades con la gente “del fondo” del barrio, razón por la cual la Comisión de turno decidió echarlos del espacio. El traslado “al fondo” no implicó un cambio geográfico sino también un empezar a pensar qué hacer en el barrio con los pib@s, de este empezar a pensar más políticamente su accionar en el sentido de alejarse de prácticas “asistencialistas” y plantear otro tipo de trabajo alternativo en el barrio. De ahí también surge la necesidad desde las mismas prácticas de que “solos no podíamos hacer nada” como dijo un compañero. Y también la necesidad de tener un espacio propio donde trabajar.

A finales del 2003 estas necesidades y reflexiones comienzan a concretarse con el acercamiento a vecin@s organizados en el Movimiento de Trabajadores Desocupados y la construcción en conjunto bajo el sol de febrero del 2004 de la Biblioteca.

Con la concreción del espacio el taller infantil que para ese momento aún no llevaba tal nombre empezó a tomar forma al calor de las discusiones sobre qué éramos, qué queríamos construir, con quiénes y cómo. Discusiones que aún hoy nos seguimos dando, dado que entendemos que somos parte de un proyecto colectivo en construcción y que nos vamos transformando a partir de las discusiones y reflexiones sobre nuestras prácticas.

De la misma práctica surgió la idea que al decir que algunos compañer@s nos permitió dar el “giro copernicano” y desprendernos de lo que en ese momento entendíamos se trataba de una práctica asistencialista como era el apoyo escolar. De la misma práctica porque veíamos que a l@s pib@s no les copaba la idea de ir un sábado a la tarde, cuadernito bajo el brazo, a continuar haciendo las 28 divisiones de dos cifras y escribiendo los 20 renglones con la letra A en manuscrita con “la pancita” bien hecha, que no habían alcanzado a hacer en clase. Y ahí las preguntas de qué hacer y cómo interpelarl@s, y también de cómo y por qué trabajar con chic@s. Una de las primeras respuestas era que nos parecía importante, fundamental, que l@s chic@s aprendieran a leer y escribir, a sumar y restar...pero a partir de actividades que tuvieran algún sentido para ell@s, que fueran divertidas y que tuvieran que ver con su cotidianeidad (búsqueda que seguimos recorriendo). De ahí los juegos con dados gigantes y números pintados en las paredes de la biblio, las cartas con chic@s de otros barrios y lugares, los preparativos del primer cumpleaños de la biblioteca con invitaciones, canciones, regalitos hechos por to@s. Los problemas venían por el lado de las diferentes edades e intereses, la falta de continuidad de l@s cumpas, la poca claridad de la propuesta político-educativa, de nuestro rol en el taller. Sí empezaba a tener fuerza la discusión acerca de la infancia y del trabajo con l@s pib@s no cómo un trabajo para formar “futuros militantes” o para “llegar a sus familias”, sino como un trabajo con ell@s como sujetos transformadores y creadores de otra realidad hoy[1].

De los intentos fallidos de talleres, las hippieadas , los machacasos, las más de las veces, sobre lo que salió mal, las caras de aburrimiento de los chic@s y la terquedad (bien entendida y necesaria) de algun@s compañer@s empezamos a hacernos cargo de las responsabilidades que implica hacer talleres desde una propuesta político- pedagógica que intenta construir con otr@s espacios desde los cuales organizarnos y luchar para construir hombres y mujeres nuevos, niñas y niños nuevos.

Por otro lado las reuniones de planificación también empezaron a ser imprescindibles a la hora de pensar qué hacer en los talleres y cuál era nuestra propuesta pedagógica. Entendiendo que la planificación tendría como dos partes: por un lado la necesidad de sentarnos a pensar en actividades que tuvieran alguna duración a lo largo del tiempo, alguna producción final colectiva, un para qué y para quiénes, con sentido para ell@s y nosotr@s. Y por otro lado, la planificación específica de cada día, con los materiales, la organización del espacio, las formas de decir/mostrar los objetivos y la actividad a realizar, quiénes participan.

También como parte de la planificación, empezamos a ver la necesidad escribir crónicas después de cada taller para después volver sobre ellas y realizar ajustes de próximos talleres. Y tener instancias de evaluación finales en las que elaboramos algunas especies de síntesis. Hay que decir que es una práctica que todavía nos cuesta mucho instalar y que hay que seguir buscándole la vuelta...En algún momentos nos planteamos como un objetivo que l@s pib@s formaran parte de esa planificación, que la hicieran suy@ al igual que al espacio.

El taller infantil sigue funcionando con las características, que para nosotr@s lo diferencia de los otros talleres, es al que van más chic@s, desde el Cucu con 5 años hasta Juan de 12 y no hay una propuesta “fija” (como el taller de Hip-Hop, títeres o audiovisuales). Quizás de ahí vienen también las sombras: las dificultades para planificar actividades que les interese y puedan participar y hacer tod@s, la falta de talleristas para contenerl@s y de nuevas ideas para pensar qué hacer, las problemáticas cotidianas que ell@s viven, que expresan y a las cuales muchas veces no podemos responder. Últimamente discutimos mucho sobre el agotamiento de los talleres, la necesidad imprescindible de tener formación en teatro, música, plástica...pero ¿y mientras tanto? ¿dejamos de ir?, qué pasa con los logros que hemos venido construyendo como la apropiación del espacio, un grupo estable con peleas y desbandes pero que se siente parte, la contención y confianza de l@s pib@s con nosotr@s...



[1] Para aportar más al debate les proponemos leer el artículo de la revista “El Machete” sobre Infancia, pedagogía y política: una mirada desde los movimientos sociales escrito por la Colo una cumpa de Juanito.

31 de marzo de 2007

Por La Nico


Crónica del taller infantil

Arrancamos desde tempranito con los llamados y mensajes para ver qué hacíamos. El agua seguía empecinada en embarrarnos las propuestas. En eso se nos ocurre que podíamos ir al Club, no daba para más seguir postergando el arranque del taller. Así que allá nos encontramos alrededor de las 14hs.

La idea era hacer lo que ya teníamos pensado para un sábado anterior:

Trabajar sobre la identidad del espacio de la biblioteca, porqué Juanito Laguna, quién o qué era, si nos identificábamos o no, si se parecía en algo a nosotros, en qué cosas,;y por otro lado (no quiere decir que está separado), trabajar sobre las técnicas (¿?) con que Berni hacía los cuadros. La producción final sería un gigantomural hecho “como si” fuéramos Bernis...pero colectivamente.

Además habíamos llevado otra propuesta para las/los más grandes, desde el año pasado que nos vienen diciendo que se aburren y que no quieren “taller INFANTIL”, así que estamos tratando de ver si nos organizamos en dos espacios o qué. Pero ese día no fue ninguna así que la cumbia que habíamos llevado para escuchar con ellas/ellos nos sirvió de “inspiración”...como dijo Ro.

La primer tarea fue el rescate de las cajas que había dejado la Colo en la biblio días atrás. Como ya sabemos cuando llueve una semana entera esto se transforma en un aventura todo terreno (con la diferencia que no tenemos 4x4, ni un programa que nos auspicie).

Estábamos Jose, la Colo, Ro, Marce, Flavia y yo. Ah! y la amiga de Marce, Luciana, que nos dio una mano con lo de Berni (ahí nomás la apodaron “La tota” como la Lú de Arguello...chicos muy tímidos los de ese lugar).

Como no teníamos tiempo para armar el juego de las cajas, decidimos usarlas como base para el mural, e improvisar el “juego del director de orquesta”.

La Colo, Ro y yo nos fuimos de recorrida a buscar los pibes, mientras que las demás organizaban todo...y sí ahora que tenemos pinturas, pinceles, crayones, etc es todo un trabajo!!. Una parada estratégica es enfrente de la casa de Cande y sus secuaces, ahora se mudaron por ahí Luciana, Mili y Belén, y el Nico las visita seguido. En seguida éramos una banda que entre galletitas bañadas en barro y la envidia de no tener una botas para pasar por todos los charcos, llegamos al Club. Ya estaban el lauchi, esteban y Lucas, uno nuevo.

Como siempre el arranque es lo que cuesta, pero esta vez las juanitas nos pusimos firmes y empezamos a explicar el juego. Para los que no lo conocen, la idea es que alguien se valla afuera y espere hasta que la ronda decida quién es el director “de turno” de la orquesta. Entonces el director empieza a hacer cualquier tipo de ruidos y gestos con pies, boca, manos, lo que se le ocurra y los demás lo siguen. Él que estaba afuera tiene que tratar de adivinar quién está dirigiendo la orquesta.

Al principio éramos unos pocos los que jugábamos pero de a poco los que andaban corriendo entre el barro y la pelota se fueron asomando para ver porqué hacíamos tanto ruido, o tanto silencio por momentos. Todos querían adivinar, o ser directores, así que jugamos y nos reímos un buen rato. Cuando ya la cosa nos empezó a aburrir, aprovechamos que estábamos en ronda y les contamos “lo otro” qué teníamos para hacer.

La colo agarró el libro de Berni y empezamos a mirar las pinturas. Algunos de los chicos se fueron afuera pero seguimos con los que quedaban, Luciana contó un poco sobre Berni, de dónde y cuándo era, sobre las técnicas con que pintaba, miramos cuadros hechos de diferente formas, y llegamos a Juanito Laguna. Tratamos de ver cómo estaban hechos a partir de algunas formas y cosas que reconocíamos, contamos cómo había hecho esos cuadros, y quién era Juanito, cosa que ya sabía la mayoría. Creo que fue Nico el que dijo que se llamaba así (la biblioteca) porque siempre se llena de agua. Cuando nuevamente esto empezó a aburrir, les tiramos la idea de hacer algo parecido a lo que hacía Berni: les mostramos el mega cartón, y sacamos las pinturas (previo relato de cómo las habíamos conseguido y qué había que cuidarlas). Algunos nos fuimos a dar una vuelta por afuera para juntar cositas para pegar (entiéndase por cositas: desde una media, pasando por hojas de árboles, tapitas de cerveza, etc.).

Creo que fue importante que “organizáramos” un poco la producción: ver dónde dibujábamos a Juanito, dónde pintábamos el cielo, el pasto, etc. Es un rol que nos cuesta asumir pero creo que fue positivo por lo que vino después: ninguno se cortó solo para hacer su dibujo, entre todos fuimos decidiendo cómo pintar y dónde pegar las cosas, aunque Esteban se comió algunos retos por pintar “todo de negro”. Algunos iban y venían, pintaban un rato y después salían a jugar a la pelota, pero creo que todos dejaron su rastro...sino fue ahí, algunos los dejaron en la pared...

Cuando ya nos estábamos aburriendo y las pinturas querían pintar otros lugares, salieron los panes con paté y jugo para calmar los ánimos (preparados con Bachichus y Braian) . Al ritmo del Polaco y los Pibes de la Vía, juntamos todas las cosas y Cande se barrió todo el Club (una fanática de la escoba resultó ser). “Un rato más, el último tema...me acompañan?” y nos fuimos yendo...


14 de octubre de 2006

Por Antulio

Crónica del Taller infantil


Es de mañana y llueve a cántaros. No éramos muchos los que íbamos a participar de la actividad de la tarde, pero comenzaron los tubazos de aquí para allá. ¿Qué hacemos?, vamos igual o suspendemos. Alguien que madruga con el llamado, pide un segundo para levantar la persiana y dar un diagnostico certero y definitivo:

- Mucha nube negra, pinta para granizo, son las once y media de la mañana, dudo que den las condiciones. No vamos.


Menos mal, contábamos cuatro para pilotearla, y de esos, dos comodines. La jornada estaba medio en el aire, por lo menos para una mitad. Falté a la reunión de planificación del ¿miércoles?, y no tengo muy afilada la discusión, pero sé que la hubo, y por lo que intuyo de buen calibre; tampoco estoy al tanto de los nuevos proyectos a estrenar, pero algo puedo registrar. Pensábamos arrancar con una serie de testimonios de los chicos y chicas en audio, video, dibujo y carta, contando lo que hacíamos en el taller, su panorama del barrio, las historias que lo atraviesan, y las suyas, para entablar una relación comunicativa con una experiencia de la Pampa. Eso creo, si le pifio avisen.

Al granizo esperado ni siquiera le cabió hacerse gota, las nubes pasan. Che, qué onda, ahora pinta el sol. Es pasado el mediodía y bardiamos con el pronóstico. Levanto el tubo, y de nuevo: ¿Qué hacemos?, seguramente los pibes y pibas nos esperen, no da para el desplante. No pensemos en la actividad, vayamos a no colgarlos. Buena actitud, pienso. Dale nos vemos ahí en un rato, yo llevo la cámara y algo hacemos, así medio informal, dice una. Y Corta.

Son como las tres, galpón cerrado. Los que están “juegan a la pelota en la canchita”. Vamos para allá, y les proponemos que filmen, y que hagan entrevistas entre ellos. Dale. Los Bruno nos prestan el equipo de mate, y acampamos al costado de uno de los arcos.

Aparece la cámara en escena y empiezan las disputas. Están presentes: Bachicha, Marcelo, Brian, Nicolaides, y Juan. Caen “las modelos” acorralando a Ezequiel, el novio de América (o por lo menos de Arguello, desplazando al Ivan; hay guerra en el sindicato) Marche un taller de sexualidad para ahí. Ellas son Belén-Daiana-Luciana-una más que no recuero el nombre. Así todas juntitas porque se mueven en bloque. Aunque todo bloque de poder tiene contradicciones internas, tira uno que está estudiando esas cosas. En el transcurso de la tarde eso se develará en un conflicto de líderes. Además de la cámara, otro eje de conflictividad pasa por la bicicleta. Esto pinta balurdo, pongamos el freno y todos abajo.

Panchos, tirados en el césped, cebando un matezuco re-amargo (queja de la infancia ¡No tiene azúcar!) intentamos atraerlos un poco. Cae Leo, que vio el cartel colgado en la Biblio avisando que estábamos en “otro terreno”, cae nuestro primer entrevistado. Nicolaides se prende a tomar la cámara, dos chicas se enganchan en las preguntas...- peinate un poco gallina crazy! Grabando...

Hasta ahí, che... intrigulis manda. Todo queda en la caja registradora que no va a escupir nada, ni habrá adelantos hasta el próximo fin de semana. De varias maneras improvisamos el juego ante la lente, después veremos que quedo.

Hablando de cajas y cajeras: se la reventaron. La guita de las ventas de la feria terminó en golosinas, esa misma tarde parece. Hubo charla “concientizadora” con las chichas, pero bue, a la mesa de análisis juanitense.

En realidad, adelanto la conclusión de la vuelta que versó en: no hicimos nada, pero estuvo bueno. Encima, estamos cansados no sé de qué. No fue un “la zafamos”, sino un ir desde otro lugar; otro tema para el diván. Pero, ante la duda ir.

Sin embargo, algo significativo, sin imaginarlo terminamos en “nuestro terreno” (Físico y práctico). Todo iba a ser un rato, sin estructuras, de quedarnos ahí, pero con un grupito terminamos muy amenamente tomando la merienda en el “patio” de la biblioteca. Charlando de la vida, en paz, sin que vuele un toscazo en ningún momento. Muy Hippie. Pero para rescatarlo, ese es un momento que estamos provocando, que entra en la planificación y es parte de sentido del trabajo, miren: juega la tarea de conjunto, la colaboración (sinónimo de solidaridad para Leo), todos trabajando en función de llegar a un momento donde va a primar el diálogo, que el dulce de leche y el pan es para todos y tiene que haber una repartija equitativa; todos manoteamos de a uno, encima hay uno que convida cuando a otro le pintaba ortibarse con los adultos, y ya no volvió a hacerlo. Eso también es ir avanzando, los resultados son materiales: que lleguemos a un producto y eso, que los vemos, pero también poner el ojo en los “inmateriales”.

Otro punto, volvimos a las crónicas.

Para la próxima jornada estaba la idea de proyectar en tele lo echo, y los materiales fotográficos acumulados de experiencias previas; que todos en conjunto hagamos una selección, evaluemos la producción, corrijamos, pensemos en que podemos plasmarlo, e insistir con el puente a la Pampa que quedó medio en el aire.

5 de agosto de 2006

Por La Nico

La verdadera Odisea

Y bueno llegué tarde nomás....así que me perdí la ida a patear el barrio y a “pedir permiso” porque nuevamente salíamos de paseo. Ésta vez la cita era a las 16 hs. en la escuela Anexa (que queda cruzando el bosque) para ver una obra teatro.

Antes de seguir con las anécdotas del viaje agrego otras cosas. La idea de ir a ver la obra surgió como “disparador” para empezar un taller de teatro, al que se suman Albertina y otros más. Y del cual seguramente saldrán otros éxitos laguneros como “La biblioteca es muy linda...”, “Una calle muy vigilada”, etc, etc, etc...

Ahora sí. Cuando llegué (alrededor de las 15hs) Luz, que ya se volvía, me recibió con un lindo “tarde, tarde....”. La verdad es que tenía pensado no ir, pero mis ganas fueron mucho más fuertes.

La pandilla ya estaba casi lista para salir: Jose, la Colo y Mer habían sido puntuales se veía. Y acá es cuando empieza nuestra aventura, porque llevar entre 4 a 24 pibes no es tarea sencilla. Lo más feo es cuando nos sale la “maestra ciruela” y empezamos a gritar como locas. Pero la verdad es que fue un gran avance porque habíamos quedado en salir a las 15 y a las 15:30 ya estábamos en la terrible tarea de cruzar la gigantesca 122. Claro que siempre están los que “dan la nota”: esta vez fue Lucas seguido de su secuaz el latin-lover Bachicha- Salchicha. Y la Colo, con su enorme paciencia corriéndolos por todo el bosque.

“Seguridad piquetera” tiembla frente al avance de este grupete de chicos y chicas cada vez más expertos en corte de calles, no faltó ni el tan conocido “piqueteros carajo” interpretado por el increíble vozarrón del Junior.

En el camino, (esta vez no salió el hit lagunero) hicimos de hinchada a los ciclistas, derrapamos por unas montañitas, nos cruzamos con unos simpáticos y muertos de habmbre cachorritos que obviamente todos querían llevar pero un “a la vuelta, ahora no hay tiempo” nos sivió para retrasar lo que después sería impostergable.

Ya llegando a la escuela, Mer se adelantó para ir “advirtiendo” que veníamos. Mientras tanto algunos leíamos el cartel de la obra que se llamaba “La Odisea: una aventura increíble (o genial??...no la leímos tanto...)”, otros ya estaban corriendo y jugando en las hamacas y toboganes del patio. Bueno y la Colo que venía como 3 cuadras más atrás, intentando que Lucas y el Bachi le hicieran caso.

Mer nos dio el okay y como siempre que llegamos algún lugar, la juanada se hizo sentir: gritos de emoción, carreras por las escaleras, pedidos de auxilio para ir al baño, caras de asombro (de los chicos y también de la gente que no sé de que se sorprende en realidad, como si nunca hubieran hecho esas cosas). La gente de la obra nos atendió re bien, enseguida nos dijeron que pasáramos y nos fuimos ubicando desordenada y bochincheramente adelante (¡¡así somos!!).

Ah! Fue por estos ratos que pareció Manu que tampoco se quería perder la salida...o al Ulises, nunca los sabremos...

De repente las luces se apagaron y una vos graciosa, acompañada por los chicos, hizo la cuenta regresiva que dio comienzo al show. La mayoría nos re compenetramos con la historia, muchas luces, disfraces, voces locas, musicales y bueno...hay que decirlo, algunos momentos demasiado melosos para el gusto de quien escribe. Esteban me decía “Nico, mirá para atrás un rato porque sino vas a llorar” así que imagínense ustedes como sería. La obrita duró como 40 minutos y parece que gustó bastante porque algunos pocos se levantaron. Era impresionante ver las caritas de asombro cuando aparecían personajes nuevos o se escuchaban los ruidos de truenos, las risas, la emoción cuando finalmente Ulises y Penélope se encuentran. Aunque según Lauchi y Esteban faltó que dieran un beso.

Cuando terminó los mejores comentarios los dio la hinchada femenina: “que bueno que estaba Ulises”, “a mi me gusto el amigo que hacía chistes”, “vamos rápido que están afuera saludando” (y las juanitas, que no perdemos ocasión, acompañamos a los peques a saludar...). Brai le tocaba el disfraz a uno de los personajes para ver si era de verdad, Luján se consiguió un volantín (del cuál sacamos informaciones varias...como cuánto hace que están actuando, qué otras obras hacen, ¿qué pensaron?), Daiana salió “toda enamorada”.

Pero ahora había que volver...después de varios pedidos para que dejaran los juegos del patio, arrancamos. Y la vuelta, que esta vez tenía como ingrediente los comentarios sobre la obra, volvió a ser a las corridas, derrapadas, y algunos gritos, pero cada vez menos. En esta salida mi impresión fue re positiva porque cada vez vamos más tranquilas y los chicos se empiezan a cuidar (o a gritar) entre ellos o a retarse cuando se cruzan solos. Además los más grandes, Luján, la Coty, Nati y otros ayudan un montón.

Tuvimos que “ponernos la gorra” y decirles que dejen los cachorros en su lugar, por suerte llegó mamá perra y nos salvó las papas porque a más de una nos daban ganas de agarrarlos.

Cruzamos la 60, y después la 122 que para desgracia de los accidentados, pero para suerte nuestra ya estaba cortada... Y llegamos a la biblio todos sanitos y muy contentitos. Preparamos rápidamente la leche, porque ya el ambiente se estaba agitando, y después “tasa-tasa, los acompañamos a las casas”. Con la Colo y Cami, comentábamos la ingratitud de los hombres que te dejan porque “ les llenan la cabeza”.

Terminamos el día todas doloridas (las juanitas no estamos pá estos trotes...), pero re contentas.

¡¡¡Ja, Y miren si me lo iba a perder!!!.

22 de julio de 2006

Por Josefina

Crónica taller infantil

Visita a barrio obrero.

Alrededor de las 12:30 hs empezamos a llegar a la biblio, el día era fabuloso a pesar de los pronósticos de lluvia, el sol y el calorcito hacían que parezca un día de primavera.

Rocio ya había acomodado los juegos que los chicos habían hecho el sábado anterior para llevar a barrio obrero.

Cuando ya éramos varios salimos a buscar a los chicos y a pedir los permisos de sus padres para salir de paseo, en la biblioteca se quedaron la Colo y Eduardo a esperar a los que llegaran.

Nos dividimos, Nico, la Chiru y yo (Jose) fuimos por un lado y Ro por otro. La recorrida tuvo éxito, excepto los que jugaban al fútbol (Nico, Agustín y Lautaro) vinieron casi todos y los padres no pusieron palos en la rueda con respecto a los permisos (no sabemos si porque nos tienen confianza o por qué?).

Mientras caminábamos por las calles del barrio, apareció el micro por la 128. Las caras de todos se iluminaron, algunos preguntaron si ese era el micro que nos iba a llevar y cuando les dijimos que creíamos que sí, fueron corriendo para subirse y llenar de preguntas al chofer.

Los que quedamos seguimos en la búsqueda de los que faltaban, algunos estaban en el comedor, otros habían ido a sus casas a cambiarse para la gran salida. Cuando estábamos todos fuimos hasta el micro, un par se subieron y ya empezaron a cantar…y entre cánticos como “chofer, chofer apure…” y “bariló, bariló nos vamo a bariló…”, esperamos la plata para pagar el transporte. La plata se demoraba y la cara del chofer empeoraba minuto a minuto. Nosotros empezamos a ponernos nerviosos y los chicos que todo lo perciben, lo percibieron. Carla nos preguntaba cuanto nos salía el micro y nos contaba que a ella una vez la habían llevado a no se dónde gratis, de onda…Yo le decía que de onda no podía ser… y ella me decía que era de onda y no dejaba lugar a dudas.

Los chicos estaban todos arriba del micro gritando a más no poder, y cuando se enteraron que Antulio no venía, empezaron a gritar “que venga Antucho” “que venga Antucho”… y Antulio que se moría de ganas de venir se decidió a postergar otro compromiso que tenía para venirse con nosotros.

Cuando llegó el dinero (que lamentablemente todavía decide muchas cosas) salimos.

Estábamos Ro, la Colo, Nico, Mer, la Chiru, Antulio, leo, Eduardo, Florencia, Eliana y yo (Jose). En el camino sonó “la cachila” y “el a ver a ver como mueve la colita” que nos hizo mover la colita a todos.

Para estar a la altura de las circunstancias Daiana nos pintó la boca a las chicas, las coqueterías (como dice la Colo) no faltaron.

Los chicos se portaron muy bien, hubo pocas cabezas saliendo por las ventanas y el micro quedó intacto.

Para cuando llegamos ya habíamos hecho una lista para no perder a nadie a lo largo de la jornada.

Nos bajamos del micro alrededor de las tres de la tarde y quedamos con el chofer que nos pasara a buscar a las 18:30.

Los chicos rápidamente empezaron con el reconocimiento del lugar. Afuera distribuimos los juegos y el teatro de títeres. Adentro comenzó el taller de títeres, con bolsitas de papel, cartulinas, afiches, telas y lanitas los chicos construyeron unos títeres increíbles, la creación de distintos personajes duro como dos horas, estuvo buenísimo porque se ayudaban entre todos y compartían todos los materiales. Los pibes de barrio obrero se re-prendieron, Ariel y Sasha enseñaban a otros técnicas y compartían la construcción de títeres ajenos.

Afuera estaban los más revoltosos, con los juegos al aire libre. El ponerle la cola al chancho no tuvo mucho éxito, después de dos o tres puestas de cola quedó abandonado a un costado. En las orugas gigantes se prendieron grandes y chicos, la buena cooperación no pudo impedir las caídas de las cuales resultaron muchas risas.

Los títeres adentro se seguían creando y recreando y empezaron a sonar las demandas de comida de algunos que como salimos muy temprano no habíamos comido, así que largamos la primer ronda de leche. Los que no estaban jugando al cuerpo a tierra otro juego que también tuvo éxito, tomaron leche con tortas fritas mmm ¡ riquísimas!

En la repartida de tortas fritas, pude ver los preparativos para la pintada del mural, Leo y Eduardo ya habían plasmado en la pared toda su creatividad y se preparaban para empezar a ponerle color…

Eduardo (el titiritero) se preparaba para deleitarnos con sus historias…los chicos reclamaban otra vuelta de leche y ya circulaban varios mates entre ellos el que cebaban Luciana y Candela que se veían re-cancheras!!! con el termos bajo el brazo.

Listos todos alrededor del teatro se largaron los títeres, las historias despertaron risas, gritos, aplausos y algunos reclamos por falta de estrenos.

Al término de los títeres, cantamos la localista canción “villa argüello” que incitó recelos en los pibes de barrio obrero. Las rivalidades se acrecentaron con el paso de los minutos, nosotros rogábamos que venga el micro ya que avizorábamos piedras y por qué no golpes!!! Golpes no hubo, pero creo que sí alguna piedra y muchos cantos (entre ellos el de ¡piqueteros carajo!) y corridas, los bandos se organizaban para la pelea…

Para calmar las aguas decidimos repartir los presentes que habíamos llevado a los chicos de barrio obrero, unos panes de colores, hornos, panes galleta, gorros de panaderos y otras cosas hechas con arcilla. Fue difícil convencer a los chicos para que le dieran regalos a sus rivales (los de barrio agujero cono decía Carla) pero se pudo. A cambio recibieron unos hermosos globos que habían preparado los anfitriones.

Después de los regalos siguió la barricada hasta que por fin apareció el monstruo naranja (lo digo por el micro y también por el chofer).

Rápidamente nos subimos al micro y emprendimos la vuelta a casa, el regreso fue súper tranquilo. Los comentarios de la jornada eran todos positivos. Llegamos muy de noche y los chicos arrancaron para sus casas acompañados por la Colo y Gonzalo. El resto nos fuimos para la biblioteca. Cuando volvieron Gonza y la Colo nos fuimos todos juntos charlando…

La jornada estuvo muy buena, no tuvimos ningún percance y todos la pasamos joya…las peleas que hubo son los conflictos propios de cualquier situación. Es increíble la facilidad que tienen los chicos para integrarse y también para organizarse cuando encuentran un enemigo común. Una vez más pudimos ver que hay un grupo del cual todos nos sentimos parte.