14 sept 2008

31 de marzo de 2007

Por La Nico


Crónica del taller infantil

Arrancamos desde tempranito con los llamados y mensajes para ver qué hacíamos. El agua seguía empecinada en embarrarnos las propuestas. En eso se nos ocurre que podíamos ir al Club, no daba para más seguir postergando el arranque del taller. Así que allá nos encontramos alrededor de las 14hs.

La idea era hacer lo que ya teníamos pensado para un sábado anterior:

Trabajar sobre la identidad del espacio de la biblioteca, porqué Juanito Laguna, quién o qué era, si nos identificábamos o no, si se parecía en algo a nosotros, en qué cosas,;y por otro lado (no quiere decir que está separado), trabajar sobre las técnicas (¿?) con que Berni hacía los cuadros. La producción final sería un gigantomural hecho “como si” fuéramos Bernis...pero colectivamente.

Además habíamos llevado otra propuesta para las/los más grandes, desde el año pasado que nos vienen diciendo que se aburren y que no quieren “taller INFANTIL”, así que estamos tratando de ver si nos organizamos en dos espacios o qué. Pero ese día no fue ninguna así que la cumbia que habíamos llevado para escuchar con ellas/ellos nos sirvió de “inspiración”...como dijo Ro.

La primer tarea fue el rescate de las cajas que había dejado la Colo en la biblio días atrás. Como ya sabemos cuando llueve una semana entera esto se transforma en un aventura todo terreno (con la diferencia que no tenemos 4x4, ni un programa que nos auspicie).

Estábamos Jose, la Colo, Ro, Marce, Flavia y yo. Ah! y la amiga de Marce, Luciana, que nos dio una mano con lo de Berni (ahí nomás la apodaron “La tota” como la Lú de Arguello...chicos muy tímidos los de ese lugar).

Como no teníamos tiempo para armar el juego de las cajas, decidimos usarlas como base para el mural, e improvisar el “juego del director de orquesta”.

La Colo, Ro y yo nos fuimos de recorrida a buscar los pibes, mientras que las demás organizaban todo...y sí ahora que tenemos pinturas, pinceles, crayones, etc es todo un trabajo!!. Una parada estratégica es enfrente de la casa de Cande y sus secuaces, ahora se mudaron por ahí Luciana, Mili y Belén, y el Nico las visita seguido. En seguida éramos una banda que entre galletitas bañadas en barro y la envidia de no tener una botas para pasar por todos los charcos, llegamos al Club. Ya estaban el lauchi, esteban y Lucas, uno nuevo.

Como siempre el arranque es lo que cuesta, pero esta vez las juanitas nos pusimos firmes y empezamos a explicar el juego. Para los que no lo conocen, la idea es que alguien se valla afuera y espere hasta que la ronda decida quién es el director “de turno” de la orquesta. Entonces el director empieza a hacer cualquier tipo de ruidos y gestos con pies, boca, manos, lo que se le ocurra y los demás lo siguen. Él que estaba afuera tiene que tratar de adivinar quién está dirigiendo la orquesta.

Al principio éramos unos pocos los que jugábamos pero de a poco los que andaban corriendo entre el barro y la pelota se fueron asomando para ver porqué hacíamos tanto ruido, o tanto silencio por momentos. Todos querían adivinar, o ser directores, así que jugamos y nos reímos un buen rato. Cuando ya la cosa nos empezó a aburrir, aprovechamos que estábamos en ronda y les contamos “lo otro” qué teníamos para hacer.

La colo agarró el libro de Berni y empezamos a mirar las pinturas. Algunos de los chicos se fueron afuera pero seguimos con los que quedaban, Luciana contó un poco sobre Berni, de dónde y cuándo era, sobre las técnicas con que pintaba, miramos cuadros hechos de diferente formas, y llegamos a Juanito Laguna. Tratamos de ver cómo estaban hechos a partir de algunas formas y cosas que reconocíamos, contamos cómo había hecho esos cuadros, y quién era Juanito, cosa que ya sabía la mayoría. Creo que fue Nico el que dijo que se llamaba así (la biblioteca) porque siempre se llena de agua. Cuando nuevamente esto empezó a aburrir, les tiramos la idea de hacer algo parecido a lo que hacía Berni: les mostramos el mega cartón, y sacamos las pinturas (previo relato de cómo las habíamos conseguido y qué había que cuidarlas). Algunos nos fuimos a dar una vuelta por afuera para juntar cositas para pegar (entiéndase por cositas: desde una media, pasando por hojas de árboles, tapitas de cerveza, etc.).

Creo que fue importante que “organizáramos” un poco la producción: ver dónde dibujábamos a Juanito, dónde pintábamos el cielo, el pasto, etc. Es un rol que nos cuesta asumir pero creo que fue positivo por lo que vino después: ninguno se cortó solo para hacer su dibujo, entre todos fuimos decidiendo cómo pintar y dónde pegar las cosas, aunque Esteban se comió algunos retos por pintar “todo de negro”. Algunos iban y venían, pintaban un rato y después salían a jugar a la pelota, pero creo que todos dejaron su rastro...sino fue ahí, algunos los dejaron en la pared...

Cuando ya nos estábamos aburriendo y las pinturas querían pintar otros lugares, salieron los panes con paté y jugo para calmar los ánimos (preparados con Bachichus y Braian) . Al ritmo del Polaco y los Pibes de la Vía, juntamos todas las cosas y Cande se barrió todo el Club (una fanática de la escoba resultó ser). “Un rato más, el último tema...me acompañan?” y nos fuimos yendo...


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