14 sept 2008

27 de mayo de 2006

Por Mercedes

Narración subjetiva de los aconteceres barriales en una tarde de sol sin nubes en Villa Argüello. (ja! mucho título para tan poca crónica)

Como siempre, llegué tarde. Pasé con éxito la primera emboscada de la tranquera; un caballo hacía piquete en el segundo acceso a la Biblioteca, le mandé ondas telepáticas para que se moviera... al rato comprendió y me dejó pasar. El caballo color de vaca que me cae simpático estaba amarrado a un árbol, lo salude y me guiño un ojo.

Luz, Eduardo y un chico que conozco su cara pero no su nombre estaban apoyados sobre esos palos de madera que todavía no sé para que sirven; habían terminado la jornada de construcción de la panadería (¿o fábrica de pastas?) y estaban charlando un rato.

Nuestros sexos opuestos estuvieron coordinando un encuentro de Jóvenes y Violencia[1] en el Olga Vázquez, así que las Juanitas al poder! llevamos adelante el taller: el trabajo del día consistió en recorrer el barrio y marcar los lugares donde había basura y factores contaminantes. Salieron de expedición: Nico(m), Vir, Ailin, Jose, Junior, Daiana, Lautaro, Nico, Camila y el bebe, la novia de Nico (h), y creo que un par más.

La Nico hizo un mapa gigante del barrio y con papel glacé fuimos recorriendo la zona y destacando los lugares en cuestión; por ejemplo, ubicamos YPF en el mapa, y le pusimos color negro muerte; la zanja que esta sobre ...... le pusimos color alerta rojo, y así sucesivamente. También llevamos unas libretitas donde fuimos escribiendo qué cosas contaminan el barrio. Ahí notamos que no diferencian muy bien entre lo que contamina y lo que no, para ellos todo lo que “ensucie” la calle es contaminante. Anotaron: pañales, latas, yerba, bolsas, botellas, caca, cáscaras de frutas, olor a perro muerto.... También hicimos un relevamiento fotográfico de los lugares que íbamos recorriendo y marcando en el mapa

Fuimos hasta la Placita de --- y ----, que es una tristeza. Los escasos juegos están rotos y esta muy sucia, ya que parece que se convirtió en una esquina donde se deposita la basura de todos. Cuando estábamos en la Placita se sumaron Camila, Yael, Brenda, Brisa, Saya y su gato. Mientras recorríamos la placita, comenzamos a charlar sobre quiénes tiraban la basura, por qué, quiénes se tenían que encargar de la recolección, etc. Algunos le echaban la culpa a los perros que rompían las bolsas, otros a los vecinos, otros que bueno...”si todos tiran la basura ahí”. Entre la dinámica habitual de trabajo fuimos conversando y tratamos de buscar soluciones como realizar carteles de prevención y advertencia y también escribirle una carta al intendente. Empezamos a pensar frases para los carteles de prevención: “cuidemos la placita así podemos jugar”; “vecino, cuide su barrio, no tire basura” y cosas por el estilo. Terminada la “expedición a la mugre”, volvimos a la biblioteca.

En la Biblioteca se agitaron los ánimos. Un grupo estaba adentro de la biblio transcribiendo a un papelógrafo lo recopilado en la expedición (qué cosas habíamos encontrando y en dónde). Los demás iban y venía corriendo, pegándose, gritando...hubo problemas de polleras, pantalones y bocas que hablan demás.

Tomamos la merienda a los tumbos, mientras pequeñas luchas campales se debatían a duelo: Nico vs Agustin; Agustín vs Camila; la novia de Nico vs todas la nenas, etc...si bien eran escenas violentas y los golpes un poco desmedidos, creo que en el fondo se estaban divirtiendo bastante; jugaban a llamar la atención de los otros y de nosotros, jugaban a que los retemos, jugaban a amigarse, a pelearse... sus piñas son una forma de comunicarse...diferente, pero significativa.

Luego de los veinte mil rounds, acompañamos a Camila y Yael a su casa y volvimos a las nuestras ya entrada la noche...

Pero...

... la noche se hizo extensa, entre tangos y milongas que nos embebieron la vida, el domingo apareció como si nada. Los detalles pornográficos de la madrugada están en la crónica que viene.



[1] no recuerdo el nombre original del encuentro.

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