La jornada de trabajo comenzó temprano. Cercanas las once de la mañana,
Jose, Ailin y yo nos dedicamos a ordenar y limpiar,
Al mediodía almorzamos con la gente que estaba trabajando en el Galpón (Leo, Luz, el señor de bigotes y no me acuerdo quién más). Los chicos, exhaustos de tanto trabajo, también almorzaron con nosotros. Terminado el pollo y los duraznos, comenzamos a prepararnos para encarar la jornada de taller infantil.
De a poco fueron llegando Manuela,
Este sábado estuvo destinado a ser un preparativo para el cumpleaños, así que todas las actividades estuvieron en función a eso: terminar la bandera, hacer el mural para el cumple y las tarjetitas de “souvenir” para nuestros invitados… Para esto necesitábamos algunos materiales (temperas, crayones, tijeras, plasticota) y los fuimos a buscar, en un acto de desconcierto, a Arguello II (creo que no se llama más así). Manuela, Ailin, Jose y yo emprendimos la búsqueda de la casa que queda detrás de la palmera. Al llegar a la palmera nos dimos cuenta que ninguna sabía dónde quedaba Arguello II; dimos un par de vueltas, preguntamos algunas personas y volvimos con la frente marchita.
Al regresar estaban ya casi todos los chicos y trabajando en un desorden perfecto: por un lado estaban terminando de remarcar las letras de la bandera y pintándose las manos con témpera para imprimirlas en ella; por otro estaban dele recortar, pegar, elegir fotos para armar el mural-collage de ¡tres partes! que íbamos a colgar para el cumple. Nico, Camila, Agustin y demás estaban haciendo rancho aparte detrás de la Biblioteca; cada tanto se daban una vuelta, pegaban alguna pincelada y volvían a su espacio, donde el amor y el exhibicionismo están provocando mariposas en la panza en más de uno. Junior venía corriendo a contarnos que Nico y Camila se estaban dando besos ¡y en la boca! y nadie les decía nada. Era lógico, los demás estaban demasiado ocupados mirando el acto, llenos de curiosidad, ganas y diversión.
La canción de Juanito estuvo presente, cada tanto mientras trabajábamos sonaba a lo bajo y a lo alto en toda Biblio. La hora de la leche llegó y con ella la finalización de un más que satisfactorio día de trabajo. Todas nos fuimos con una sensación de placer y regocijo que la plasmamos en unos maravillosos pasos de gatos, chacareras y carnavalitos, que Berta nos enseñó, dando inicio al taller de folclore.
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